"Antes bien los miembros del cuerpo que parecen más débiles,
son los más necesarios" (1 Corintios 12:22).
HACE UNOS DÍAS, atendí una sorprendente consulta pastoral. ¡Vino a verme el dedo gordo del pie!
-Nadie me quiere- dijo él-. Todos me critican que soy muy gordo,que soy muy largo, que soy torcido.
La obra de Dios se debilita por causa de muchos que piensan que nada tiene para dar. Se comparan con otros y, porque no tiene carisma o la capacidad de cierta persona, piensan que no tienen nada.
Estas comparaciones jamás dejan un saldo positivo. TI te comparas con otro y te ves inferior, fácilmente puedes caer en los pecados de envidia, competencia o auto-compasión.
Tú eres único y especial para Dios. No solamente Dios te ha dado dones, tu vida misma es un don de Dios para este mundo. Nadie puede amar como tú. nadie puede sonreír como tu boca. Tu capacidad de dar en Cristo es ilimitada.
No olvides que "toda buena dádiva y todo don perfecto desciende de lo alto, del Padre de las luces" (Santiago 1:17).
¿Hay algo bueno en tu vida? ¡Dios te lo dio para que lo uses! ¡Ah! Olvidaba contarte cómo terminó la consulta con el dedo gordo del pie. Gracias a Dios, se fue feliz. Se dio cuenta que, sin él, el cuerpo no podría alcanzar su máxima estatura. ¡Y eso no es poco!
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