miércoles, 20 de enero de 2016

Reflexión Enero 3. ¡A Dios sea la gloria!


" Porque ¿quién te distingue? ¿O qué tienes que no hayas recibido?
Y si lo recibiste, ¿Por qué te glorías como si no lo hubieras recibido?"
                                                 (1 Corintios 4:7).

UN ELEFANTE Y UNA hormiga tenían que cruzar un largo puente. A medida que avanzaban, más se movía, el temor de que se rompiese aumentaba. Afortunadamente, llegaron al otro extremo sanos y salvos. La hormiga suspiró profundamente y exclamó: "¡Como movimos el puente!"

Nosotros también en ocasiones, no le damos a Dios la gloria debida y pensamos que fuimos los artífices de los logros obtenidos. "¿Quién te distingue?" ¿Has recibido algún reconocimiento o halago por tu labor? Si es así, reconoce que es por la gracias de Dios que has progresado en tu camino. ¡Dios es quien nos distingue!

Hace unos años, en una cruzada, nos entregaron las llaves de la ciudad. Fue emocionante. En el avión de regreso a Buenos Aires pensaba en llegar a la iglesia y decirle a mis hermanos: "¡He recibido la llaves de la ciudad en esta cruzada!" Entonces el Espíritu Santo habló a mi corazón: "Claudio, las laves me las dieron a mi". Emocionado, dije: "Es verdad Señor. Tú lo hiciste todo".

"¿Qué tienes que no hayas recibido?" ¡No tienes nada que Dios no te haya dado primero! Todo lo bueno que tienes lo has recibido de Dios. 

Entonces, "¿por qué te glorías como si no lo hubieras recibido?" Dios te hace un llamado a ser humilde.

Guarda tu corazón del orgullo y dale toda la gloria a Dios.

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